Carlos

Actualmente, y desde hace 5 años, dedicado a acompañar a personas en su proceso de autoconocimiento, bajo el lema de conócete a ti mismo y nada más te afligirá nunca. Más de 20 años de experiencia en el sector de la ingeniería, con un background de inversor disciplinado, paciente y con la necesaria gestión psicológica del proceso de inversión a corto, medio y largo plazo, que se complementan de manera exitosa con una curiosidad creciente por el autoconocimiento y su expresión en todos los aspectos de la vida durante los últimos 10 años. Muy interesado en poder desarrollar la mayéutica como forma de mentoring a personas con interés en conocerse a sí mismos. No importa el medio en el que se muevan actualmente, no importa el aspecto que les genere malestar en este momento.

Me formé hace 25 años como ingeniero industrial. He trabajado en ese campo más de 22 años y, llegado un momento, empecé a preguntarme cosas. ¿Por qué? Recuerdo un vacío, un malestar. Recuerdo el constante intento de llenarlo… Buen estudiante, buen trabajador, persona fuerte, líder seguro, profesional de éxito, pareja entregada… Con cada nueva máscara una nueva frustración, un poco más de tensión… Cuanto más trataba de ser alguien mejor, más profundo el vacío, más intenso el malestar. Hasta tal punto que, en mitad de todo mi supuesto éxito profesional y personal, la tensión dejó de ser soportable. Y me encontré en urgencias, impotente, derrumbado. Delante de un desconocido de bata blanca, llorando como un niño, con un ataque de ansiedad como no había tenido nunca. Parece que la vida, mi cuerpo, o algo me estaba diciendo que no podía seguir así… Pero no fue suficiente. No supe escuchar. Y por eso al cabo de unos meses, no fue urgencias, fue un quirófano y una operación de corazón de seis horas. Por suerte, algo hizo click. Algo cambió en mí. Me di cuenta de que ninguna máscara te puede dar lo que buscas. Que tu felicidad no está en pretender ser la persona perfecta, porque lo perfecto es lo que ya eres. Que cada vez que vendes tu autenticidad a cambio de algo de reconocimiento o seguridad, estás vendiendo no solamente tu felicidad, sino tu vida. Literalmente. Y me di cuenta también de que no hace falta pasar por lo que yo pasé. Que no hace falta que la vida, o la muerte, te paren. Que si lo que buscas es felicidad o plenitud, es aquí donde vas a encontrarlas, en ti, en tu autenticidad, debajo de las máscaras y del miedo…